En días pasados ha fallecido en Tenerife el sacerdote D. Antonio María Hernández, fundador del Hogar para mayores Santa Rita en El Puerto de La Cruz.
Dios se ha llevado tempranamente a un hombre excepcional, a una figura singular, a un sacerdote ejemplar, en suma a un hombre bueno de dimensiones espirituales de difícil calificación, que dedicó toda su vida, sus energías, al cuidado de los ancianos, de los mas desfavorecidos, de los mas necesitados.
Tuvimos en El Hierro la suerte de q ue durante algunos años fuera Párroco en El Pinar, San Andrés e Isora allá por los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo, y dejó en nuestra isla además de un recuerdo imborrable de su calidad humana, diversas obras materiales que nos harán recordarlo siempre. Hace unos meses tuve la suerte de dedicarle unas de mis crónicas en La Voz de El Hierro , en la cual hicimos un breve resumen de las importantes realizaciones que D. Antonio consiguió para El Hierro, entre las que recuerdo, sus decisivas aportaciones para la instalación de el agua en La Restinga, La Iglesia del mismo pueblo, el arreglo del la iglesia de San Andrés y del cementerio, y su contribución para que el pueblo adquiriera el edificio de El Casino, hoy llamado La Igualdad, obras en La Plaza de Isora y en su iglesia etc.
Pero junto a todo ello, dejó D. Antonio en nuestra isla, entre los que tuvimos la suerte de conocerle, un cumulo de los mejores recuerdos, por su espíritu de trabajo, su humildad, su deseo incansable de hacer cosas para los demás.
Trasladado a Tenerife en su Zona Norte, de dedicó a construir y mejorar templos, y como obra colosal a la construcción del Hogar Santa Rita para el amparo de ancianos y personas necesitadas, allí le visité hace algunas semanas, ya convaleciente en su silla de ruedas, pero luchando incansablemente por seguir adelante, cosa que no ha podido continuar pues Dios lo llamó a su regazo.
Tenía D. Antonio un cariño muy especial a nuestra isla de El Hierro, aquí dejó muchísimos amigos que siempre le recordaremos como lo que fue, un hombre bueno, un sacerdote ejemplar, que quiso todo lo mejor para los demás. Descanse en Paz, querido D. Antonio María. En El Hierro, hasta las piedras del campo están tristes por su partida.